he sido liberado completamente de todo egocentrismo, pero sí reivindico un cambio substancial del «yo» al «no-yo». Y debemos estar deseosos de ello. Durante una misión en una universidad canadiense, hace algunos años, me encontré a mí mismo hablándole a un joven conferenciante. Estaba intentando explicarle que, si aceptaba a Jesucristo, tendría que ponerle en el centro de su vida y él pasar a estar en el extrarradio. «¡Caramba! –exclamó– ¡Sospecho que soy bastante reacio a esta descentralización!».
Page 76